El abuelo es campeón

15/11/2015
El abuelo es campeón“¡Yo quiero ser campeón! ¡Yo quiero ganar!”, grita eufórico Mario Vargas (65) junto a sus nietos, quienes ya se acostumbraron a la rutina previa de su abuelo en cada competencia. “Es mi mantra. La base de toda competencia, además del entrenamiento, es el convencimiento. Yo siempre corro convencido de ganar, aunque no tenga muchas opciones”, confiesa. Es una fórmula comprobada: en su vitrina luce dos títulos mundiales en medio maratón (uno categoría 60-64 y otro 65-69), diversos podios planetarios, sudamericanos y nacionales en los 5 y 10 mil metros, y el actual primer lugar en el Maratón de Nueva York (65-69); también fue el mejor de todos los chilenos que corrieron en la carrera de Manhattan, con 2 horas 54 minutos y 25 segundos.

Todo partió hace 15 años, cuando cumplió los 50 y se decidió a un cambio de vida, el que hoy lo tiene como uno de los referentes más importantes del fondismo máster en Chile. Su historia comenzó como un capricho personal, pero a la larga se transformó en una necesidad. “Trabajé como técnico agrónomo en Angol durante 30 años, hasta que un día, cuando cumplí los 50, decidí dejarlo todo e irme a vivir junto a mi señora a los alrededores de Pucón”. Fue una jubilación prematura y forzada. “Comencé a hacer todas las cosas que siempre quise hacer”, asegura el atleta de Santiago Runners y CAM Valdivia.

Su ritmo pausado al andar o hablar esconden la brutalidad de sus zancadas. Lleva lentes de sol y gorro que le esconden por lo menos 20 años. Y es toda una figura pública, tanto en el país como en el mundo. “Ahora que gané el Maratón de Nueva York todos los medios quieren hablar conmigo, pero vengo corriendo bien hace tiempo”, critica; dejando en claro: “Fui campeón del mundo en Porto Alegre (2013) y Lyon (2015) y constantemente estoy compitiendo”.

Todo comenzó así: “Un día tomé un cuaderno y enumeré todas las cosas quería hacer. Entre esas estaba ser abuelo -y justo lo fui a los 50-, correr un maratón y lanzarme en paracaídas. La última aún no la hago”, confiesa entre risas. En las dos primeras goza de amplia experiencia con tres nietos y más de 26 maratones en su currículum.

Se reconoce deportista de toda la vida. Durante años jugó al fútbol, al que abandonó por considerar un deporte desleal; aguantó patadas y lesiones durante más de 30 años. Al final, “era el más viejo, jugaba de centrodelantero contra tipos de 35 años. Era muy rápido, goleador, pero no tenía cuerpo; entonces, cuando pasaba a algún rival o hacía un gol comenzaban las patadas. Al final, fue tanto que me aburrí”.

Así se decidió por el maratón. La primera vez que corrió fue en 2000, pero en una corrida de 5 kilómetros. Después, sin entrenamiento previo, se lanzó a los 42 kilómetros, en el Maratón de Santiago. “Llegué en 4 horas 40 minutos, acalambrado hasta el pelo. Terminé deshidratado y en urgencias”, comenta. Terminó los 42 kilómetros en esas condiciones hasta su décimo intento.

El milagro

Hubo un episodio oscuro en la carrera de Mario, aunque trata de no ahondar demasiado. Fue en 2011 mientras corría el maratón en el Mundial de Sacramento. “Sentí una descompensación en la espalda baja” -recuerda- “pero terminé tercero”. Al regresar a Chile, pasó varios meses en exámenes clínicos pues no podía recuperarse del malestar. Hasta que un día, después de 10 meses, simplemente no pudo ponerse en pie.

“Venía perdiendo la movilidad de mi pierna izquierda, y una mañana desperté y había perdido la movilidad de ambas. Me recuperé a los dos días, me sometí a exámenes y no encontraron nada”. Su relato impacta: “Meses después me volvió a pasar lo mismo, y ahí me detectaron un tumor tremendo en la raquídea”, narra. Cuando lo piensa, reconoce que estuvo a punto de despedirse de su pasión. “El mejor pronóstico que me dieron los médicos era que volviera a caminar después de la operación; pero a los 10 meses ya estaba corriendo en el Maratón de Edimburgo”.

Cumplir 50 años marca. ¿Una crisis, cientos de cuestionamientos; el adiós definitivo a la juventud y el sinsabor del tiempo perdido? Ni hablar del rendimiento físico, que decae año a año. Algunos lo asumen con desgana y resignación, otros, en cambio, se dan una nueva oportunidad. Mario Vargas quiso estar en el segundo lote. “Después de los 50 comienza una etapa maravillosa, la mejor de la vida, con nuevos e interesantes desafíos. Todo es posible”.

Fuente: La Tercera - Chile
Foto: Richard Ulloa.

Mario ha participado 7 veces en la Maraton Internacional de la Bandera de Rosario con muy buenos registros: 2004 (3h39m59s) 2005 (3h11m41s) 2006 (4h19m32s) 2007 (3h13m37s) 2008 (2h56m31s) 2009 (2h55m39s) 2010 (2h51m38s)

Esperamos verlo el próximo año por Rosario!



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