Corre 40 cumplió un mes desde que partió de La Quiaca con destino a Ushuaia
23/09/2015
En el primer mes de CORRE 40, desde la salida en La Quiaca, Jujuy (17/08 a las 15:40 hs) hasta Jachal, San Juan (17/09 20:20 hs) llevo corridos 1538 km. Ya atravesé Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja. Estoy en San Juan y en 4 días estimo que pondré mis pies en Mendoza.Promedio diario 50 Kms. Desde Salta vengo incrementando el volumen diario. La etapa diaria mas larga fue Pituil - Chilecito (La Rioja), con 70 Kms. En Jujuy el promedio diario era menor (42 km), por la altitud (entre 3400 y 4900 msnm) y las pendientes. Desde Salta el promedio es de 54 km por día.
Lo mas duro, sin dudas, es el viento en contra constante. Prácticamente todos los días, es lo más duro de esta travesía. Incluso, en La Rioja, tuve que compartir dos jornadas con el viento Zonda, que además de afectar el andar deshidrata. La etapa más dura hasta ahora fue San Antonio de los Cobres - Abra del Acay (Salta), llegando a 4.900 msnm, con muy poco oxígeno, una pendiente positiva de 14 grados, viento en contra y temperaturas bajo cero. La compañía de Juan Pablo Aleman (coordinador general de CORRE 40) en los últimos 8 km de esta etapa fue fundamental para poder llegar. Luego de la bajada del Abra del Acay sufrí contracturas y fuertes dolores musculares durante tres días. También padecí un pequeño desgarro en la etapa de Villa Unión, pero me recuperé bien y pude seguir corriendo sin descansar ni una sola jornada. Hasta Cafayate el camino era de ripio. Desde entonces, principalmente asfalto, mas rápido pero más complicado para las articulaciones.
El equipo que conforman Juan Pablo Aleman, Juan Cruz Casabona, Mailén Navarro, Julie Guerin, Tato Oviedo y Carol Baker, quien está a cargo de filmar el documental, ayuda en cada paso, en cada zancada. Todos intercambian roles (alimentación, vestimenta, logística, relación con las comunidades). El equipo está compenetrado con esta causa que se nota su presencia en todos los detalles operativos y además es un soporte anímico fundamental. En Cafayate (Salta) se unió Urbano Cardozo, de 75 años, quien perdió a su mujer hace unos meses. El me sigue siempre en su camioneta. En Angastaco (Salta) se sumó un perro que corrió a mi lado durante 45 km. Lo adoptamos y lo llamamos Turky. La presencia de dos vehículos de apoyo maximiza todo para que uno me acompañe y otro, en algunos casos, se adelante para dejar todo listo en cada parada. Dormimos en la ruta, en una casa rodante o en pueblos. Si llegamos a un pueblo por la noche, siempre nos facilitan alojamiento en escuelas, clubes, albergues municipales o hasta en un cuartel de bomberos como ocurrió en Villa Unión (La Rioja).
Cada km te deja algo. Por más pequeño que sea se torna en una experiencia única e intransferible. Las llegadas a los pueblos, el recibimiento de la gente, las charlas en las escuelas, el apoyo de la gente en la ruta que se suma para ofrecer agua, membrillos, mermeladas, productos artesanales describen en detalle su manera de vivir y de pensar en el prójimo. El encuentro con mi mujer, Tati, y mis hijos Lulu y Nico en Santa María (Catamarca) achicó la distancia. Cuando ella no estaba, conversamos por telefóno con ella, con mis padres y mi hermana. Y la tecnología permite tener al WhatsApp como otra herramienta que aproxima la presencia. El encuentro con viejos amigos en la ruta (Alejandro Murro, en San Antonio de los Cobres; Alfredo Gusman, en Chilecito) enseñan que no corro solo. Próximamente Johnny Scanlan (rector de mi colegio) se sumará en San Juan. Y ya deseo llegar a Mendoza para volver a ver a mi familia. Esta fue una elección personal que se convirtió en grupal. Desde el grupo de apoyo hasta los amigos y familiares que esperan continuas novedades. Lo pensaba y ahora puedo comprobarlo. No estoy corriendo solo. Corro con muchas personas y cada día siento que somos más.
Por Rodolfo Rossi, desde alguna parte de la Ruta 40.
http://www.corre40.com.ar/
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